viernes, 27 de diciembre de 2013

Paraje Natural Desembocadura del Guadalhorce.


Aprovechando el buen día que amanece después de la lluvia de los días anteriores, decidimos salir a pasear  un rato por la desembocadura del río Guadalhorce.


La desembocadura del Guadalhorce está formada por un complejo de lagunas no naturales, fruto de una pretérita actividad extractiva de áridos que generó excavaciones actualmente llenas de aguas salobres o dulces según su localización. Estas lagunas, rodeadas por los dos brazos del río que forman la desembocadura (de ahí el viejo nombre de la finca como la isla), se asientan en lo que fue una enorme marisma, donde el mar y el cauce fluvial confluían originando extensos terrenos pantanosos en un delta que con el paso de los siglos ha ido creciendo con motivo del depósito anual de materiales arrastrados por el Guadalhorce. Para saber más...












Málaga es una ciudad privilegiada respecto a su clima, aunque cuando hemos salido hacía algo de fresco,
a las 12 del mediodía tenemos una temperatura de 20º, que para estar a finales de Diciembre no está nada mal. Seguro que los más atrevidos se estarán dando un buen baño en la playa.




Las mejores fechas para ver las aves son en las invernadas y en las épocas de paso de primavera y otoño,
quizás por las condiciones climáticas de este invierno, más caluroso de lo habitual, no hemos visto grandes bandadas de ninguna de las especies que suelen poblar el espacio natural.

 
Se han observado más de 260 especies diferentes,
pudiendo disfrutar en las épocas de paso e invernada
de unas 80 especies en un sólo día. Teniendo en
cuenta el reducido tamaño de este espacio natural, así
como su ubicación junto a la ciudad de Málaga y en
plena costa del sol, es un hecho a destacar.





 
La vegetación más característica son los carrizales, el tamarix y los taraje.




                                                                                                                                                        

En las lagunas artificiales que se crearon entre los dos brazos del río Guadalhorce, es donde se concentra la mayoría de aves, y en los caminos que llevan hasta ellas vamos viendo la vegetación que pueblan las márgenes del río, como álamos, eucaliptos y sauces.
Recuerdo cuando de pequeño los amigos del barrio veníamos a esta zona a coger el famoso "paladú",
regaliz silvestre que chupábamos y mascábamos hasta sacarle todo el dulzor, al igual que la caña de azúcar, que si bien en esta zona nunca ha habido, sí lo hacía en abundancia en el camino de ida y vuelta al barrio.
Recuerdos de infancia que han quedado enterrados en ladrillo y asfalto.



























Mientras vamos pasando por este camino flanqueado por cañizares se nos cruzan varios ejemplares de ratas de agua, que rápidamente se pierden en la maleza y se lanzan al agua, continuando su trayecto nadando.








  
Llegando a una de las cabañas para
observar las lagunas sin molestar a
las aves, saco primeros planos de
la diversa flora y vegetación.

















Resulta curiosa la prohibición de dejar sueltos los perros que nos puedan acompañar, por el peligro de que pisen los huevos de las diversas aves, cuando se pueden ver caballos por buena parte de la desembocadura, y, por supuesto, personas que no respetan los límites por los que se puede visitar el espacio natural.


Terminando la visita nos encontramos con Iñigo, que no puede acceder al Paraje Natural Desembocadura del Guadalhorce porque la valla que impide que entren vehículos no autorizados no tiene el suficiente espacio por el lateral para que pueda hacerlo,




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1 comentario:

Unknown dijo...

Muchas gracias por la reivindicación indirecta Paco. Recordar al que pueda leer e intentar solucionar éste problema que aparte de que no tiene suficiente espacio por el lateral, tampoco podría subir a ninguno de los laterales, ya que aunque no se ve en la foto, ambos laterales tienen sendos escalones para acceder a los mismos.